El río Najerilla, como todos los ríos, sigue habitualmente su cauce natural que no es otro que el que le marca su continuo fluir, en este caso, hacia el río Ebro.
Pero si el caudal que lleva el río es mayor de lo normal buscará su nuevo cauce natural sin preocuparse de lo que hay a sus orillas.
Es lógico.
La naturaleza es pura evolución y se adapta a las circunstancias.
El río Najerilla hace también lo propio.
Estuvo antes de que Nájera existiera y antes de que tuviera un nombre.
Él es, por derecho propio, el que marca los límites de su cauce.
Así fue, así es y así será.
Staff
Hace 9 años
HOLA tio Pegado las fotos del río de sin fronteras son muy chulas. Ha venido la voz del Najerilla unos besazos nos vemos guapeton
ResponderEliminarEs que si un día se enfadara... pobres bares de las riberas, la verdad que ya hace años que las riadas han cambiado mucho toda la zona de la pirámide, antes había una gran explanada donde ponías las toallas y ahora cada vez más se acerca al pasomalo.
ResponderEliminarEste verano hemos disfrutado de lo lindo bañándonos en sus aguas, y descendiendo con la colchoneta, (por llamarla de alguna forma)río abajo,hacía mucho tiempo que no nadaba en el Najerilla (sin contar los chapuzones de San Juan). Mi hijo pescando cucharetas se lo pasó de muerte, el próximo año repetiré, hay que saber disfrutar de las cosas sencillas.
1056 besos
Excelsos poemas del Najerilla corresponden a Villegas y a Desiderio C. Morga. Anímense a leer.
ResponderEliminarUn saludo.
Brugal
Hola Brugal.
ResponderEliminar¿Podías poner alguno?
Me alegro que de nuevo escribas en el blog.
Un abrazo.
Javi
No tengo inconveniente en poner dos muestras. La primera, de Villegas. Tres estrofas del poema titulado "El despechado" donde el Najerilla adquiere explícita presencia. Toda su obra esta satinada de sus aguas.
ResponderEliminarLa segunda, de Desiderio C. Morga. "Río", un poema de su libro "El Sabor de la penumbra" (Colección Chapiteles, Gobierno de la Rioja, 1995). También su obra está muy impregnada del Najerilla. Gracias a los dos.
EL DESPECHADO
IDILIO IV
1
Desdenes, que el amor de acíbar llena,
destierran de tu margen, blanco río,
a quien sin duda fue cisne en la pena,
pues la supo llorar sonoro y pío.
Pero si quieres hoy verle en tu arena,
deja las ovas del retrete umbrío
que por último vale a tus orejas,
invía estas palabras y estas quejas.
2
Najerilla que vas libre y seguro
de retratar mis ansias y mis penas,
pues lágrimas te di de cristal puro,
vuélvemelas a dar, que son ajenas,
así deste desdén de mármol duro
estén libres tus márgenes y arenas,
y los ojos alegres con que ries
exentos de mirar sus carmesíes.
3
¿Qué paz agora no dará tranquilo,
olvidado de amor tu paso lento?
y más negando orejas al estilo
de la que a suavidad reduce el viento,
sirena infiel, ingrato cocodrilo,
que para sojuzgar el pensamiento
con voz que canta y lágrimas que llora,
enlaza, engaña, encanta y enamora.
RÍO
“Un río sólo puede medirse por recuerdos”
(Miguel D’Ors)
Elevado en la pértiga del chopo un panorama:
la acústica metáfora del río que nos lleva,
el discurso del agua que es libre y que nos canta
su transparente forma de ser constantemente.
Poco importa el tamaño de un río si lo miras
con los ojos sencillos que miran un espejo
y contemplan sus cuencas tal como son: las mismas
que día a día escapan al mar corriente abajo.
Voy a hablaros de un río o tal vez del pasado
o tal vez de mi vida sepultada en la orilla
del recuerdo imborrable que dejó su caudal.
A la hora de explicarnos los ríos mi maestro
recurría a los usos didácticos del ripio:
“El Tajo es el más largo, el Ebro es el más grueso
y Nilo y Amazonas hacen a ésos pequeños.
El río de este pueblo sólo es un arroyuelo
que no puede medirse con ríos altaneros,
el Miño, el Sil, el Júcar…siendo ríos pequeños
son grandes comparados con el caudal del nuestro…”.
Y al volver de la escuela me quedaba varado
con tristeza en el puente escuchando el sonido
canor del agua pura que a brincos se perdía
por debajo del arco anónima y humilde.
Pero si un río puede medirse por recuerdos
la distancia del mío tiene muchas más leguas
que el métrico sistema del más sabio maestro
y más felicidad que el régimen más craso.
Bautiza el curso raudo de su origen la nieve
en un sur de montañas remotas que cobijan
a dioses forestales, celtíberos vestigios
de histórica espesura y leyendas antiguas.
Por eso aunque es alegre y joven en su cara
fluvial tiene la arruga de la melancolía
que conoce el arcaico camino del pasado
mas desconcierta el paso cuando el hoy le salpica.
Supongo que recuerda la llegada a mi pueblo
prístino y aseado, florido en las riberas,
con el alto prestigio de un río principal
al que rendían tributo lavanderas, ganados,
pescadores y puentes que el lodo sepultó.
Supongo que los ríos no piensan ni recuerdan
ni expresan otra cosa que el son de su raudal
pero en todos nosotros hay un íntimo río
que cruza el yermo espacio de nuestro corazón.
Brugal.
El de VIllegas es para mear y no echar gota,
ResponderEliminarVaya poema bonito, bonito, bonito. No concocía a ese poeta. Me ha llegado al alma. Gracias Desiderio.
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