Atardecía ya en Nájera cuando paseaba por algunas de las
calles del casco antiguo.
Esas calles parecían las de una ciudad desierta.
El único sonido que oía era el de mis pasos al andar solo roto, a veces, por los ladridos lejanos de algún perro.
El sol se había puesto ya tras el horizonte y quedaba tan solo una tenue luz en el cielo.
Las farolas iluminaban las calles lo justo entre las sombras de las casas.
El frío del invierno apretaba ya con fuerza.
Pronto la noche se haría dueña y señora de la ciudad.
Mi paseo tocaba a su fin.
Esas calles parecían las de una ciudad desierta.
El único sonido que oía era el de mis pasos al andar solo roto, a veces, por los ladridos lejanos de algún perro.
El sol se había puesto ya tras el horizonte y quedaba tan solo una tenue luz en el cielo.
Las farolas iluminaban las calles lo justo entre las sombras de las casas.
El frío del invierno apretaba ya con fuerza.
Pronto la noche se haría dueña y señora de la ciudad.
Mi paseo tocaba a su fin.
Eres un poeta.
ResponderEliminarJAVI hace tiempo que no entro en tu espacio pero sabes que te sigo.Ante todo que este 2.015 te sea propicio y aunque solo sea por no ser del todo negativos,esperemos que esta nuestra ciudad mejore.Un saludo de este que te aprecia.
ResponderEliminarBACARDI