Los caminos en otoño se llenan con las hojas de los árboles que éstos pierden hasta quedarse desnudos.
Bastará una ráfaga de viento y una lluvia de hojas caerán lentamente hasta posarse en el suelo.
Será una caída contínua a lo largo de los días.
Después, una vez en el suelo, el paso del tiempo hará el resto.
Las hojas sueltas se irán descomponiendo hasta formar parte de la tierra que una vez las vió nacer.
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