Cuando el río baja bravo no solo sorprende por la fuerza de sus aguas sino también por la fuerza de su sonido.
Sonido continuo y penetrante que acompaña a los mil y un revolcones de sus aguas en su loca carrera.
Este fragemento de una poesía de Javier Heraud nos describe ese río bravo.
Yo soy el río.
Pero a veces soy bravo y fuerte
pero a veces no respeto ni a la vida ni a la muerte.
Bajo por las atropelladas cascadas,
bajo con furia y con rencor,
golpeo contra las piedras más y más,
las hago una a una pedazos interminables.
Los animales huyen,
huyen huyendo cuando me desbordo por los campos,
cuando siembro de piedras pequeñas las laderas,
cuando inundo las casas y los pastos,
cuando inundo las puertas y sus corazones,
los cuerpos y sus corazones.
El río Najerilla está siempre ahí, tranquilo y hermoso, pero a veces nos recuerda enfadado el poder de sus aguas.
Poco podemos hacer ante él.
Es la fuerza de la naturaleza.
hola tío pegado ayer me acabe el libro de los gnomos. En mate estoy dando las fracciones y en lengua el sujeto y predicado.Unos besazos si puedes me contestas.
ResponderEliminarUn poema un tanto simplón.
ResponderEliminarHola anónimo.
EliminarBuscando un poema que hablase de la fuerza del río y tras leer varios encontré éste que me gustó.
Tengo que reconocer que es solo un fragmento y que el poema es mas largo. Pero me gustó como sonaba esta parte al leerla varias veces.
En cualquier caso la poesía es cuestión de gustos.
Saludos.
Javi
Hombre, calificar de simplón el fragmento de ese poema sí que me parece simple, precipitado y superficial. Si lo lees con un poco de aprecio, si reparas en su cadencia y penetras en su discurso no te será difícil empaparte en los rabiones de esa corriente que tan bien describe este malogrado poeta peruano. A mí, desde luego, me parecen unos versos bastante expresivos y muy bien clavados. Pero es un parecer, nada más. Un saludo.
ResponderEliminarBrugal