jueves, 20 de noviembre de 2014

"Nájera. La vida cotidiana de aquella época - Parte 2" - Película cedida por Daniel Pérez. (Años 50)

Aquella Nájera de los años 50 vivía no muy lejana de los años de la postguerra. 
Era una Nájera difícil para los que la vivieron pero que se recuerda con nostalgia hoy en día.
Un "haiku" de Luis Cubas que aparece en su libro "El aroma de los tilos" sirva para cerrar este paseo por la Nájera de nuestros mayores y de la infancia de algunos:
En la distancia
no existen brusquedades,
las montañas son verdes,
el sol es amarillo 
En un comentario anónimo que he recibido en el blog se indica que el autor de los vídeos es Florentino Albelda Martinez. A el le debemos agradecer este estupendo documento gráfico de la Nájera de los años 50 y 60.

1 comentario:

  1. Confieso que conceptos como realeza, nobleza o sacerdocio me parecen absolutamente anacrónicos, fuera de lugar y de tiempo. Pero me son cercanos los avatares personales.

    La duquesa de Alba viajaba siempre que podía y hablaba con fluidez 5 idiomas, cosa rarísima en una persona pública española; era una pasable pintora y una buena coleccionista de arte moderno cuando aquí eso no se llevaba; y contaba con gracia que en su relación con Picasso ocurrió que éste le pidió poder pintarla desnuda, como dice la leyenda que Goya había hecho con su admirada antecesora. No le hubiera importado, pero no accedió a ello porque le pareció que el escándalo de la España pacata en la que vivía iba a ser más que mayúsculo.

    Aunque monárquica, nunca fue ni cortesana ni de nadie. Estuvo siempre muy por encima de la política. Aristócrata por los cuatro costados, supo ser, a su manera, muy popular, sin estridencias.

    Mantuvo el riquísimo legado de sus mayores; en vez de malgastarlo, lo acrecentó y en más de una ocasión hemos podido gozar de él los ciudadanos en exposiciones públicas de gran éxito.

    Ha dejado seis hijos queridos. Uno de ellos creó una editorial de libros excelentes de los que alguno atesoro en mi biblioteca particular.

    Siendo por vocación una andaluza muy conservadora (mantilla, toros, flamenco), hizo en su vida y en su muerte lo que quiso, poniéndose el mundo por montera .

    Pero nadie la pudo acusar nunca de ninguno de los vicios que hoy gangrenan la sociedad española.

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